jueves, 7 de enero de 2016

EL FUTURO DE ARTELEKU

Interesante artículo publicado en Noticias de Gipuzkoa referente a Txomin, el futuro de Arteleku y diversos problemas del barrio.

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Los vecinos de Txomin no quieren despedirse de Arteleku

El pequeño barrio situado entre Loiola y Martutene rechazan en derribo previsto del edificio cultural que, según sostienen, se puede convertir en un espacio de equipamientos.


Mientras en los pasillos del Ayuntamiento de Donostia se percibe esperanza en que las obras del nuevo Txomin Enea puedan comenzar a principios de este año, en el barrio no quieren ilusionarse hasta comprobarlo por ellos mismos. El hecho de que el Consistorio haya aprobado abonar más de 7 millones de euros a los propietarios que le llevaron a juicio para reclamar un mayor precio por sus terrenos expropiados se ve como un signo positivo, pero no las tienen todas consigo. Mientras se acerca la hora cero de las obras para crear más de 900 viviendas, la asociación de vecinos ha solicitado a la Diputación que no derribe Arteleku, la vieja fábrica de componentes eléctricos convertida en factoría cultural en los últimos años y ahora en desuso, tras ser trasladados sus contenidos a Tabakalera.
Hasta hace unos meses, la antigua fábrica estaba hasta llamada a ser derribada dentro de los planes de creación del nuevo barrio, que contempla elevar la cota del suelo en tres metros, o más según las zonas, con el fin de que las nuevas construcciones queden en alto y alejadas así de las posibles crecidas de agua. En este contexto, el Ayuntamiento proyectó derribar la vieja fábrica y colocar en su lugar un equipamiento público y deportivo. Pero, ante la lentitud del avance del proyecto, el cariño del barrio al edificio y la falta de confianza en que se ejecuten los planes tal y como están anunciados, la asociación vecinal ha reclamado a la Diputación, propietaria del edificio, que no derribe Arteleku y que lo transforme en un lugar destinado a un equipamiento público.
Según explican Igor Martín y Moisés Álvaro en nombre de la entidad vecinal, el hecho de que Arteleku quedase por debajo del nivel de las calles adyacentes tras la obra no es un problema. “En El Antiguo también se mantuvo el parque de Zubimusu por debajo del nivel de la avenida de Tolosa y no supone ningún inconveniente”, dice Martín. Asimismo, recuerdan que el arquitecto Miguel Garay, que llevó a cabo una rehabilitación del edificio, les ha manifestado que es posible mantener el edificio en medio de un entorno algo más elevado. Incluso, según recuerdan, creó una maqueta sobre la idea.
La petición vecinal para mantener el inmueble choca con los planes urbanísticos anunciados en los últimos tiempos por el Ayuntamiento. Sin embargo, la Diputación, dueña del edificio, no prevé derribarlo por ahora, según señaló a este diario, aunque dependerá de lo que dicte el Consistorio. Por su parte, los vecinos indican que la Diputación les ha asegurado que quiere alcanzar “una solución compartida con el barrio”.
Además de mantener en pie el edificio de Txomin más conocido por el resto de donostiarras, los representantes vecinales están deseosos de que la construcción de nuevos pisos arranque en el primer trimestre de 2016, pero no consiguen tener fe. “El Plan General de 1995 ya preveía el proyecto del nuevo Txomin y desde entonces estamos oyendo hablar de él pero no acaba de llegar. Por eso, seguimos reclamando mejoras de mantenimiento y limpieza, que siempre se retrasan con la excusa de que van a empezar las obras, pero no terminan de empezar”, recalcan.
“Que vuelvan los ‘exiliados”
Txomin Enea es un barrio pequeño, situado entre Loiola y Martutene, en el que residen unas 700 personas. Un centenar de ellas, aproximadamente, está viviendo de modo provisional en Morlans hasta que sus nuevos pisos se construyan. Las viviendas de las personas que salieron del barrio a causa de las inundaciones de 2011 y las que fueron derribadas para las obras tienen que ser las primeras en empezar a construirse para terminar también en primer lugar. Pero, por ahora, la obra no arranca, aunque la empresa adjudicataria ya tiene el visto bueno municipal.
“Queremos que empiecen las obras ya porque esas familias, que denominamos exiliadas, están fuera y desean volver a su entorno”, señala Igor Martín. Sin embargo, mientras tanto, los representantes vecinales insisten en que es necesario que el mantenimiento y la limpieza del barrio sean más evidentes. “No puede ser que sean los propios vecinos los que reparen los agujeros de la malla que rodea la pista deportiva o que sean ellos mismos los que la limpien y eso es lo que está pasando”, dice Moisés Álvaro, que añade una anécdota “sin importancia pero significativa”: “En Donostia es obligatorio que las vallas de obra sean azules y blancas pero aquí eso no se cumple. No es que nos importe, pero es un símbolo de lo que sucede; no nos sentimos como los demás”.
Otra de las eternas reivindicaciones de este pequeño barrio donostiarra es la situación del pasadizo de Adif que, cuando se inunda, queda impracticable y sin iluminación. “Se tiran la pelota unos a otros pero la realidad es que se inunda y se queda sin luz”, se quejan.
Reconocen que el bidegorri creado ha mejorado “algo” la situación, pero quieren llamar la atención sobre pequeñas actuaciones de limpieza y mantenimiento. Recuerdan que en la pasada legislatura tomaron parte en numerosas reuniones con el Ayuntamiento. “Dedicamos mucho tiempo a la participación y el proyecto finalmente elegido quedó descafeinado porque se han hecho algunas cosas pero no todo lo que se dijo”, señala Martín. Por ejemplo, lamentan que el camino hacia Uba sigue sin las señales para peatones que se prometieron y que tampoco están las que prohíben ir a más de 20 kilómetros por hora. Por otra parte, subrayan que la prometida iluminación tampoco se ha colocado, ni se ha señalizado el bidegorri de Kristobaldegi.
Otra de las viejas reclamaciones del barrio hace referencia a los transformadores eléctricos. En concreto, el situado en la trasera de los números 31 y 32 del paseo de Aintzieta está en riesgo de quedar inutilizado cuando sube el agua, como en 2011. “Estuvimos tres días sin luz y por eso reclamamos que esta instalación esté en un alto o sea estanca”, recalcan.
Noticias de Gipuzkoa - 07-01-2016 - Reportaje de C. Alonso


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